Entrevista
Clara Clos y Gemma Deulofeu, psicólogas
“Poco a poco se considera la sexualidad como un derecho de la vida de las personas, con o sin discapacidad”
Por Esther Peñas
06/06/2014
Hay un asunto del que cuesta hablar. Por pudor. Por desconocimiento. Peor, a veces, por indiferencia u omisión: la sexualidad de las personas con discapacidad. Como si fuera un ámbito ajeno, vetado, vedado. ¿Acaso el sexo, la sensualidad, el deseo, el amor, no impregna e influye la realidad poliédrica de cualquier ser humano?
Clara Clos y Gemma Deulofeu, ambas psicólogas y expertas en discapacidad, acaban de publicar ‘Sensuales. Relatos de sexo y afecto en la discapacidad’ (ComaNegra editorial), un ramillete de historias que abordan el asunto con naturalidad, que incluye una coda con algunos apuntes finales y recursos prácticos.
Sexo y afecto, ¿han de ir parejos, separados, es indistinto su maridaje?
Juntos o separados, dependerá de las necesidades de cada uno; si bien es importante subrayar que el concepto de sexualidad va unido a afectos o emociones, cualquier expresión conlleva una emoción, las personas somos un todo… otra cosa es si establecemos compromisos o no a largo plazo.
Aunque parezca una obviedad: ¿qué diferencia existe entre pornografía, sexualidad, sensualidad y afectividad?
Quizás es más fácil decir que son modos de expresar y vivir la sexualidad. Las posibilidades son enormes, desde un intercambio sin ningún contacto físico (por ejemplo, una mirada, un gesto) hasta una sexualidad con prácticas genitales y fetichistas (sexo).
¿Qué hay de distintos en la sexualidad/ afectividad en las personas con discapacidad?
Las personas con discapacidad, en principio, no tienen una sexualidad/afectividad distinta a las personas sin discapacidad reconocida. A menudo, lo que puede ocurrir es que las personas con discapacidad pueden necesitar apoyos en algunas áreas de la vida, como pueden ser los desplazamientos (si va en silla de ruedas), en la comunicación (si tiene dificultades de articular palabras o para encontrar la palabra adecuada, en expresar sentimientos), etc. Las personas pueden tener dificultades en alguna área o habilidad adaptativa que, de forma directa o indirecta, intervenga en el área sexual/afectiva, y por ese motivo puedan necesitar algún apoyo concreto en algún área determinada.
Este libro aborda con gran delicadeza un asunto crucial en la vida personal, como es la sexualidad. El tabú que había a la hora de plantear siquiera el asunto –la sexualidad de las personas con discapacidad- ¿Se ha extirpado, o aún existe?
A medida que la sociedad evoluciona, cambia también la percepción de los tabús, se suavizan… En los últimos años se ha avanzando bastante en la normalización de la vida de las personas con discapacidad, incluyendo también la afectividad y la sexualidad. Poco a poco se considera la sexualidad como un derecho de la vida de las personas, con o sin discapacidad. Nos parece que el libro puede colaborar en la defensa de estos derechos y contribuir a ver la sexualidad de las personas con discapacidad desde diferentes puntos de vista y realidades, no distinta a la de todas las personas.
¿No se habla del asunto por pudor, por ignorancia, por maledicencia?
Tradicionalmente se hablaba poco de sexualidad y afectividad de las personas con discapacidad por una mezcla de varias razones, algunas, como mencionas, pudor o ignorancia… A menudo, debido a que son personas que pueden necesitar apoyos a lo largo de toda su vida, se las concibe como ‘dependientes’. Si esto ocurre pueden ser vistos como ‘niños permanentes’, ‘asexuados’ o ‘sin necesidades en este aspecto’. Se puede pasar por alto que los años pasan para todos y que, aunque con discapacidades, todas las personas acabamos siendo adultos con necesidades de adultos.
¿Hay algo que pueda hacer el Estado para mejorar la vida sexual/afectiva de las personas con discapacidad?
Actualmente existen diferentes entidades y proyectos que promueven la vida sexual y afectiva de las personas con discapacidad, parecidas a otras existentes en otros países. La reclamación de las asociaciones y entidades al Estado es que se puedan proveer ayudas para disponer de los apoyos y recursos necesarios para disfrutar de una vida afectiva y sexual plena con las mismas oportunidades que las personas sin discapacidad.
En otros países se contempla la figura del asistente sexual. ¿Creen que esa figura es necesaria? ¿Funcionaría en España?
La figura del asistente sexual es muy necesaria para muchas personas. En España funcionaría, como en otros países donde ya hace años que existe, cumpliendo una importante función de apoyo a las personas con discapacidades.
¿El sexo/afectividad de las personas con discapacidad funciona mejor si se entabla con otras personas con discapacidad?
No tiene porqué. Las relaciones entre las personas deben ser libres y consentidas por las partes, independientemente de las habilidades/dishabilidades de cada uno. Aún así, es cierto que las personas con discapacidad intelectual encuentran a menudo más facilidades de relación entre iguales.
¿Quién está más preparado/a para entablar una relación afectiva con una persona con discapacidad, las mujeres o los hombres?
Creemos que no debe haber diferencias basadas en el sexo de cada uno, sino que las diferencias vendrán de las capacidades, de la sensibilidad, la formación, etc., de cada persona.